Las Naciones Unidas bautizó al estrés como: "La enfermedad del siglo XX", y La Organización Mundial de la Salud no dudo en calificarlo de "Epidemia". Además se ha encontrado una relación directa entre el estrés y el sobrepeso.
Los investigadores han dirigido su atención hacia una hormona clave denominada Cortisol. El cortisol en sí mismo, no es negativo. El cuerpo lo utiliza para mantener los niveles de presión sanguínea y desempeña un papel importante en la metabolización de las grasas y los carbohidratos para transformarlos en energía.
Los problemas inician cuando se padece estrés crónico, ya que se segrega demasiado cortisol y el cuerpo no puede asimilarlo de manera adecuada. Un efecto secundario frecuente del exceso de cortisol es el aumento del apetito (Tiene sentido porque el organismo necesita más energía cuando está estresado).
El cortisol suele dirigir los kilos excesivos hacia el abdomen y esta grasa está estrechamente relacionada con las enfermedades cardiovasculares y la apoplejía.
Por lo tanto, se recomienda aprender a manejar las situaciones de estrés y así evitar el "apetito emocional". Tomarse tiempo para relajarse cada vez que sea posible. Una forma de liberar el estrés es tener el hábito de hacer ejercicio de 30 a 45 minutos al día con una frecuencia de 3 a 5 veces a la semana.