Los Trastornos de la Alimentación, son un problema cada vez más frecuente entre las niñas y adolescentes. Los Padres no solo tienen el papel de detectar si ocurre está situación, sino prevenirla.
Si Usted, como Padre de Familia, decide investigar más sobre el tema de la anorexia y escribe "Ana y Mía" en el buscador de internet, se encontrara con una enorme cantidad de páginas y blogs dedicados a dar consejos sobre cómo ser anoréxica y cómo ser bulímica.
A estos sitios web cualquier persona tiene acceso incluyendo tus hijos. Se cuentan historias tristes de niñas y adolescentes que dicen sentirse orgullosas de ser anoréxicas. Dicen buscar la perfección, ser princesas y comparten entre si consejos para que sus Padres no se enteren que no comen o que vomitan luego de hacerlo.
Este trastorno es complejo de tratar y se considera una enfermedad de pronóstico variable, lo que significa que al conocer un caso de estos no se sabe si la persona superará la anorexia o esta la superará a ella.
La responsabilidad del aumento de casos de anorexia en niños cada vez más pequeños (10 años de edad, por ejemplo) no está solo sobre los hombros de una sociedad que exige una apariencia basada en la delgadez, también tiene que ver con la actitud de los Padres.
Los Psiquiatras insisten en que las niñas con anorexia suelen ser hijas de Madres y Padres muy exigentes, con grandes expectativas sobre sus hijos. También es frecuente que sean niños o adolescentes abandonados emocionalmente, así como haber sido víctimas de abuso físico, sexual o psicológico. Todos estos factores, sumados a la influencia del medio ambiente y a una personalidad vulnerable, hacen que un individuo desarrolle un trastorno de la alimentación.
"La persona anoréxica busca la aceptación, por eso hace todo por estar delgada. Además, tiene una percepción distorsionada de su propia imagen".
Una vez con el problema, es importante que la familia se informe y pida ayuda especializada. Se le debe enseñar al paciente a reconocer sus propias cualidades y las de los demás, apartando las características físicas. Los esfuerzos deben ser progresivos y las metas realistas. Si se le exige y presiona demasiado, la niña o adolescente, reaccionará a la defensiva y no se logrará que avance.
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