El apetito emocional existe y consiste en tratar de aligerar la carga de emociones negativas con la comida.
Lo negativo de este hábito es que te incita a comer más de lo que deberías, pero no cualquier comida, sino normalmente alimentos dulces y salados que pueden contener altos niveles de calorías o mucha grasa.
Esta reacción puede ser inconsciente y se debe a que algunos alimentos tienen la capacidad de dar una experiencia placentera en un momento de inquietud emocional. Por ejemplo, el chocolate que contribuye a la producción de serotonina, un aminoácido esencial que es un neurotransmisor, que te produce un estado momentáneo de placer, por lo que, tu organismo te pedirá pronto otro trozo.
Puedes reconocer el hambre del apetito emocional poniendo atención a la hora en la que comes. El hambre aparece de forma gradual, mientras que el apetito emocional aparece repentinamente pidiéndote antojitos (pupusas, postres, sorbetes...) Debes reconocer cual es la emoción que detona este apetito
para que seas tú, el que domine la carga de estrés y no el a ti.
Te aconsejo que te rodees de comida saludable como frutas, vegetales, galletas bajas en grasa y azúcar pero altas en fibra para que te de saciedad. No omitas tiempos de comida, come tres veces al día y dos meriendas.
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