El trastorno por atracón ha sido reconocido como un trastorno con identidad propia dentro de los trastornos alimentarios, que antes eran diagnosticados como un subtipo de bulimia nerviosa.
El trastorno por atracón se caracteriza por el hábito de ingerir grandes cantidades de alimentos de manera rápida, sin tener hambre y a escondidas para calmar la ansiedad y la angustia, según un estudio del Hospital de Bellvitge.
Las principales diferencias son que los pacientes con trastorno por atracón no presentan conductas compensatorias o de purga, como la autoprovocación del vómito, ayuno, dietas muy restrictivas, ejercicio intenso, ingesta de diuréticos o laxantes (como en la bulimia).
Los investigadores responsables de la Unidad de Trastornos Alimentarios de Bellvitge, destacarón que los pacientes con trastorno por atracón muestran más dificultades para manejar su estrés, son más impulsivos y tienen menos autoestima que las personas con otros trastornos alimentarios, que tienen síntomas de depresión y una alta preocupación por su aspecto físico.
Quienes lo padecen presentan altos índices de obesidad y tienen una edad media en torno a los 25 y los 40 años. Este tipo de enfermos desarrollan el trastorno a una edad más tardía y la sufren durante más tiempo antes de visitar al especialista. Suelen abandonar el tratamiento por que la pérdida de peso suele ser más lenta, ya que les cuesta cumplir con mayor disciplina el tratamiento.
El tratamiento psicológico, las terapias de grupo, el apoyo familiar y el farmacológico contribuyen a superar este trastorno.
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